Su inventor fue el estadounidense Alex Faickney Osborn, que inventó el término en su libro «Applied Imagination». El concepto se basa en exprimir al máximo las potenciales ideas creativas de los empleados de una empresa, sin basarse exclusivamente en el departamento creativo.
El «brainstorming» o lluvia de ideas es una técnica creativa que cuenta con más de 70 años de historia. El método fue creado por primera vez en 1954, pero lleva poniéndose en práctica desde 1940, cuando su creador se dio cuenta de que las mejores ideas surgen poniéndolas en común.
Metodología
Esta técnica posee un procedimiento concreto que es necesario seguir para conseguir las mejores creatividades:
— Escoger un Team Leader que actúe de forma imparcial, capaz de dirigir el proceso y de mantener el orden.
— Definir el tema a resolver y por el cual se está haciendo el brainstorming.
— Una vez definida la cuestión a resolver, cada asistente tiene que dar su punto de vista y desarrollar su idea sin criticar la de los demás aunque ésta carezca de sentido. En la mayoría de las ocasiones las ideas más descabelladas y creativas suelen terminar siendo la base de una gran campaña de publicidad o estrategia digital.
— Hay que elegir las ideas más representativas que aporten las soluciones que se necesitan para el problema a resolver. El equipo será el encargado de este punto, y serán los que voten por la creatividad más afín a la campaña, dando cuerpo a la idea final que será presentada.
Muchas empresas se apoyan en estos resultados además de los estudios de mercado a la hora de decidir planes estratégicos. Por esta razón, cada vez están surgiendo más herramientas online, que permiten a las empresas realizar sesiones con sus empleados, sus clientes o con el consumidor.
Dato curioso: la técnica del brainstorming ha sido base grandes ideas de negocio como el invento del velcro.
¿hablamos?
EL CAMINO QUE ELIGES TIENE SIEMPRE UN PUNTO DE PARTIDA
Goodland es una empresa joven que cree en la comunicación como la clave para desarrollar y consolidar el valor de una marca. Vivimos en la era de la percepción y hoy más que nunca es imprescindible cuidar cada detalle, cada imagen, cada palabra, cada sonido, en definitiva, cualquier elemento capaz de modificar la impresión que tus clientes tengan de ti.